Esto de cumplir cincuenta años, yo no acabo de verlo. Se lo vengo diciendo y no me hacen ustedes caso. En serio, es que no entiendo nada ya.
Puigy en modo folclórica. Foto: Gemma Liñán – EFE
Ahora resulta que me he convertido en una especie de ciudadano ejemplar. Que también es para verlo, a mi edad. O sea, me levanto a las seis de la mañana. Que no son horas, digan lo que digan. Y a las siete ya estoy en el gimnasio. Pa ná, pero ahí estoy como un clavo. Solo para restregárselo por los hocicos al médico en la próxima revisión.
En el gimnasio se produce mi única interacción con los informativos de televisión y la actualidad “periodística” al uso [soy más de leer artículos que hablan de robots y similares. Cada uno tiene sus frikismos, qué le vamos a hacer].
Pantallas mudas
Básicamente, me siento en un banco de esos en los que los mazaos, como hormigas, se dedican a levantar sin pausa su propio peso en formatos varios, y miro las pantallas de televisión en las que la oferta es deporte en unas e informativos en otras.
En los informativos, Puigdemont aparece indefectiblemente cada siete minutos y cuarentaiocho segundos [segundo arriba, segundo abajo]
En las de los informativos, indefectiblemente aparece Puigdemont cada siete minutos y cuarentaiocho segundos [segundo arriba, segundo abajo]. Claro, tengan en cuenta que yo la información que tengo con respecto al procés es cada vez más fragmentaria, incompleta y tergiversada. O sea, como si lo siguiera en los medios de comunicación, ahora que lo pienso. Pero vaya, que no estoy puesto en la materia.
Le pasas el plot del procés a Netflix y lo revientas
Y así, visto desde la distancia adecuada, como diría Cristina Rosenvinge, me he dado cuenta de que lo mejor es tomárselo todo ya como una soap comedy, que ya les digo yo que le pasas el plot a Netflix y lo revientas.
Flequillo obnubilante
Puigdemont a mí cada vez se me asemeja más a una folclórica. Y que me perdonen los unos y los otros. Porque claro, su flequillo me obnubila y además en el gimnasio la tele está sin volumen. Como decía al principio, no me entero de nada. Es como que está de gira, haciendo las Américas. Solo que él hace las Europas. Y anda en líos de jueces, que eso es muy de tonadilleras también. Solo le falta sacar un hijo al escenario a que cante si me quieres, déjame ir. Aunque eso suena más a Luis Miguel y ahí, por muy perjudicado que ande últimamente el mexicano, Puigy no va a llegar nunca. Sería más bien un si me queréis dejarme irme, que tampoco lo diría con la gracia de Lola Flores, pero bueno.
Puigdemont a mí cada vez se me asemeja más a una folclórica
A estas alturas, cuando alguien me pregunta por qué temporada de “El Procés” [netflix original] voy “para no hacerte spoilers”, le digo que da igual, que ya lo he dejado. Pero vamos, que yo soy poco de series: house of cards ni la primera temporada acabé, breaking bad una y media, no he visto un solo minuto de juego de tronos… Me quedé en my name is Earl, que se parece bastante a “El Procés” pero con una banda sonora espectacular.
En fin, mañana iré al gimnasio otra vez y repetiré dosis de Puigy en modo cine mudo, con sus gestos folclóricos ante los micrófonos arracimados frente a su flequillo inimitable.
Posted on November 16, 2017
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