VIENE LA TORMENTA

Posted on October 17, 2017

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Los madrileños, tan saheraos que somos para todo, hemos visto en las noticias [a mí me lo cuenta La Mamma, porque los informativos no los trabajo hace años] que llega el frío, nos hemos asomado a la mañana con los ojos cuajados de legañas, hemos visto unos nubarrones negros venir de por allá y hala, ya tenemos excusa.

Nanosegundo es el tiempo que tarda un madrileño en pasar de estar en manga corta en una terraza a catorce grados, a plantarse dos abrigos y una bufanda también a catorce grados para meterse en el metro.

Somos así, qué le vamos a hacer. ¿Y qué es esto de las mantas y las mujeres oiga? Que yo lo entiendo menos que las declaraciones de Piqué. Se echan por encima unas frazadas que pondrían los pelos de punta al mismísimo Esquilache. A mí me resulta, amén de incómodo, un tanto pastoril, tan pijos que somos en la capital.

Los hombres no. Los hombres siguen tirando de bufanda, en formato más o menos cool, pero bufanda. Digo siguen porque para mí esa prenda es como los informativos, me genera una cierta sensación de ahogo e incomodidad.

Los madrileños vemos llegar la tormenta y exageramos, como hacemos con todo. Nos pensamos que habrá rayos, truenos y viento huracanado. Y nos parapetamos tras o bajo cualquier refugio real o inventado.

Se lo digo yo, que he salido hoy en manga corta y, si viene la lluvia, dejaré que me empape bien y saltaré en los charcos. Porque, aunque los madrileños no quieran [permítanme que en ese saco no me meta a mí mismo], cuando tiene que haber tormenta, tiene que haberla. Y no hay gabardinas, chubasqueros, frazadas, chales, zamarras, cazadoras o simples paraguas que la paren.

PD: mañana hablaremos del tiempo.

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